22 de Septiembre 2004

A mis queridos camaradas:

He vuelto.

Disculpad la parquedad en mis palabras. Son estas horas intempestivas y mamá ya está quejándose porque mantengo la luz del dormitorio encendida y no la dejo dormir. Maldigo el día en que mis circunstancias personales me obligaron a verme de nuevo recluido en este yugo fascistoide enmascarado como vida familiar, pero he de admitir, mal que me pese, que esta casa, estos muros, esta asquerosa moqueta manchada mil veces por los desvaríos gastronómicos de mi madre, formaban tanta parte de mi psique que me era imposible ser yo, y actuar como yo, al verme tan alejado de ellos.

Los que supiérais de mi historia por medio de aquella sucia, descarnada y tergiversada biografía no autorizada, recordareis que me vi obligado a ser rescatado por Myrna tras la subrepticia y flagrante conjura que todos aquellos necios conspiraron contra mi egregia persona. Ahora, años después, el progreso me brinda la oportunidad de vengarme de todos ellos y del progreso mismo (ah, la maldad siempre se vuelve contra sí misma por el bien de la humanidad) en la forma de esta bitácora. Prepárate, mundo, pues Ignatius J. Reilly vuelve para quedarse.

Me marcho ya. Mamá se ha vuelto histérica y está consiguiendo que se me abra de nuevo la válvula.

Escrito por Ignatius J. Reilly a las 2:10 AM | Comentarios (0)